Cultura y EntretenimientoMúsica

Elisa Vega en la víspera de la clausura de Vive El Sistema Fest con un carrusel musical inolvidable

Alfredo Tamayo

Fotos: Berki Altuve/Alfredo Tamayo

La antesala de la clausura de Vive El Sistema Fest, el vibrante evento que inundó Caracas de melodías para celebrar el 50 aniversario de la fundación del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela por el insigne maestro José Antonio Abreu, se vistió de gala con un recorrido musical sin precedentes.

La distinguida directora Elisa Vega irradió elegancia en el majestuoso escenario del Centro Nacional de Acción Social por la Música, tomando la batuta de la Orquesta Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho para ofrecer una velada memorable.

La función se inició con la imponente Obertura Rienzi de Richard Wagner, una pieza emblemática compuesta en 1840 por el genio musical alemán, marcando el inicio de un viaje sonoro a través del tiempo y las emociones.

Percusionista Alejandro Navas

La noche continuó con la participación estelar del percusionista invitado Alejandro Nava, quien interpretó con maestría el Concierto para Redoblante y Orquesta de Askell Masson. Esta obra contemporánea otorgó el protagonismo al tambor, cuyos redobles y texturas hipnotizaron al público. 

Como una intensa lluvia de notas, la destreza de Navas capturó la atención de los presentes, sumergiéndolos en una experiencia sensorial y melódica singular. La ovación del público, cautivado por la riqueza de matices de la percusión, fue inmediata y efusiva.

La magia musical venezolana

Luego vino el turno de los compositores venezolanos cuando tomaron el relevo en la Sala Simón Bolívar con la interpretación de Vigilia del compositor nacional Juan Bautista Plaza. Sus acordes, imbuidos del sentir del trópico, ofrecieron una experiencia sonora de profunda conexión terrenal, evocando paisajes de una calidez envolvente.

Seguidamente, el público se deleitó con la entrañable pieza La Ciudad de los Techos Rojos del también venezolano Inocente Carreño. Sus acordes evocaron inevitablemente la esencia de Caracas y rindieron homenaje al cronista Enrique Bernardo Núñez. 

Carreño logró trasladar la imagen de una ciudad de antaño a una arquitectura musical que por momentos destiló nostalgia, con destellos rítmicos que recordaban al merengue y las luces de una urbe que siempre ha gozado de una eterna primavera.

Visiblemente emocionada, Elisa Vega expresó el honor que sintió la Orquesta Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho por ser invitada a celebrar el 50 aniversario del Sistema de Orquestas en la emblemática Sala Simón Bolívar. Asimismo, agradeció la invaluable labor formativa del maestro Florentino Mendoza, presente en la sala.

Para culminar esta noche mágica, Vega dirigió una vibrante interpretación de la Suite Onda Nueva de Aldemaro Romero, una pieza que se ha convertido en un emblema y sello distintivo de la Orquesta Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho. Esta ejecución fue concebida como un sentido regalo y tributo al legado musical venezolano.

El domingo 11 de mayo será la clausura de Vive El Sistema Fest en las inmediaciones del Paseo Los Próceres.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *