EspecialesMes del niño

El rol de papá y mamá para unos hijos bien formados

José Canelón
Psicólogo especialista en PsicoEstética
@josecanelondp
www.josecanelon.com

Cuando decidimos ser padres, debemos tener plena conciencia de la gran responsabilidad de traer hijos al mundo. El rol ineludible de mamá y papá va más allá de solo procrear y/o trabajar para proveerle lo mejor en alimentación, techo, vestido, transporte, entre muchos otros.

Un niño bien formado, siempre va a ser sinónimo de un niño amado por sus padres, quienes están comprometidos con la preparación de sus hijos para una adultez, con el sentido de contribuir a un mundo mejor, a una sociedad, con personas honestas productivas y felices; todo esto precisamente sustentado en los valores.

Es así que, nuestros hijos van a entregarle a la sociedad, en sus distintas etapas de vida, la formación en valores, principios, moralidad, por medio de los límites y el respeto inculcados en casa, que debe existir hacia los demás indistintamente de su condición, sexo, raza o religión.

Un niño debe empezar a conocer el significado del compromiso, la puntualidad, responsabilidad y el esfuerzo desde pequeño. Los niños son especialmente precoces y aprenden muy rápido. Más que escuchar y comprender, ellos observan, copian y aprenden con el ejemplo y del modelaje de las conductas de los adultos que lo rodean.

En este sentido, nuestro papel como padres es muy importante. Debemos evitar sobreproteger a nuestros hijos y permitir que aprendan a hacerse responsables de sus actos. Es vital como padres que, tanto los premios como los castigos ofrecidos, se cumplan. De allí la importancia que tienen los padres en ser coherentes, lo que se dice con palabras y lo que se muestra con la conducta, viendo cómo su hijo se relacionan con otros niños familiares o vecinos, con adultos contemporáneos, con adultos mayores, en donde podrán observar si se trata a todos con debido respeto, tolerancia, amabilidad, generosidad y sensibilidad.

De esta manera nuestros hijos, serán bien percibidos en la medida en que sus valores estén bien representados de manera coherente: que sea amoroso y afectivo, relacionándose en cada espacio que les involucra. Los padres siempre deben tener presente que sus hijos son los primeros admiradores y observadores, y van a copiar su manera de ser y sobre todo la forma de interactuar o referirse hacia cualquier persona desde sus diferencias de cualquier índole. Enseñar con el ejemplo la tolerancia, el respeto, puntualidad, compromiso, cumplir con los acuerdos y ser empáticos y sensibles, trae como resultado que el niño aprenda desde muy pequeño a ayudar a los demás y a no ser egoísta, siendo amable, especialmente con aquellos que son diferentes para evitar conflictos como el bullying o problemas de adaptación en el futuro.

Vivimos en un mundo en el que las nuevas tecnologías pueden hacer pensar a los niños que todo lo pueden tener aquí y ahora, en la inmediatez. Enseñarles que deben ser pacientes es fundamental en nuestros días, así como también propiciar que digan la verdad siempre, no solamente a nosotros como padres, sino también en el colegio, a sus maestros o a sus amigos.

Todos nos equivocamos y a menudo seguimos haciéndolo, tengamos la edad que tengamos. “Imaginen un niño, también tiende a equivocarse”. Por ello, lo que podemos hacer es inculcarles el significado de una disculpa, enseñándole a pedirla y también a disculpar, lo que le puede ayudar a resolver muchos conflictos a lo largo de su vida. Entender cómo se sienten los demás y poder ponerse en su lugar es fundamental para tener una buena convivencia. Esto también le ayudará a ser más solidario, humilde y reflexivo.

Los niños deben aprender a valorarse a sí mismos para configurar una autoestima sana. El elogio justo es una buena manera de demostrarles quienes son realmente, así como enseñarles a entender y vivir sus emociones de forma positiva y saludable. Los niños deben conocer el valor de las cosas y para ello hay que inculcarles el valor de la gratitud. Realizar con ellos acciones que demuestren agradecimiento hacia los demás, no sólo les hará más respetuosos, sino que les aportará un mayor autocontrol y felicidad.

Existe otra realidad que se incrementa de manera vertiginosa y estos son los medios digitales. Estos pueden ser muy eficaces para mantener a los niños calmados y callados, pero no debe ser la única forma que se utilice para aprender a calmarse. A los niños se les debe enseñar cómo identificar y controlar las emociones fuertes, generar actividades para controlar el aburrimiento, o para calmarlo usando técnicas de respiración, a hablar induciendo la reflexión para solucionar problemas, y encontrar adecuadas estrategias para canalizar las emociones.

Fije límites: los niños los esperan y los necesitan. Las mismas pautas de la crianza se aplican tanto para el mundo real y el medio virtual. Conozca a los amigos de sus niños, tanto en línea como fuera de esta. Sepa qué plataformas, software y aplicaciones están utilizando, qué lugares visitan en la red, que información les interesa y sobre todo qué hacen sus niños cuando están en línea.

La sociedad actual es muy distinta a la de años anteriores y necesita, hoy más que nunca, que se potencien los valores para vivir en comunidad y ese entorno de los más pequeños, es vital para que éstos puedan ponerlos en práctica y afianzarlos. De allí que, educar a los niños en valores es fundamental para que disfruten de una convivencia sana con los demás, ya se trate de otros niños de su misma edad o de personas adultas, siendo los padres principales responsables de esta formación-educación, predicando con el ejemplo.

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