La deficiencia de una sola vitamina puede poner en riesgo nuestra salud
La vitamina D se comporta como una hormona y, es por eso que se relaciona con el funcionamiento de gran cantidad de tejidos y órganos de nuestro organismo.
¿Es posible que por la deficiencia de una vitamina se incremente el riesgo de padecer de osteoporosis?, ¿Que nuestro riesgo de caídas aumente? ¿O que, vivamos con un organismo más inflamado?, incluso, ¿podríamos sufrir de diabetes o infecciones respiratorias y muchas otras situaciones que ponen en riesgo nuestra salud?
La respuesta es afirmativa. Se trata de la deficiencia de vitamina D, que hoy en día se sabe que es mucho más que una vitamina, porque se comporta como una hormona y, es por eso que se relaciona con el funcionamiento de gran cantidad de tejidos y órganos de nuestro organismo. Su deficiencia puede ir desde algo leve hasta una falla severa que afecta a personas con obesidad mórbida, enfermedades inmunológicas o a aquellos que se han sometido a una cirugía bariátrica.
Aunque está demostrado que fabricamos vitamina D principalmente en la piel, gracias a la exposición a la luz solar, estudios han reportado que en casi ningún país del mundo la gente se expone lo suficiente para obtener la cantidad beneficiosa para la salud. Tampoco la alimentación brinda cantidad suficiente, por lo que, dependiendo de las necesidades individuales de cada persona, los expertos recomiendan tomar suplementos en la dosis apropiada, acompañada de la cantidad indicada de magnesio que ayuda a nuestro organismo a metabolizar la vitamina D de forma adecuada.
Según las sociedades médicas más importantes a nivel mundial como la Asociación de Endocrinólogos Clínicos de los Estados Unidos (AACE, por sus siglas en inglés), las necesidades de vitamina D deben ser individualizadas, pues algunas personas requieren más que otras, especialmente cuando sus niveles en sangre se encuentran muy bajos.
Estos grupos de investigación han publicado esquemas de administración de vitamina D que permiten al médico tratar de manera acertada a cada individuo según su condición de salud. El objetivo es alcanzar y mantener los niveles de vitamina D en sangre, entre 30 a 40 ng/ml.
Algunas personas como: aquellas con obesidad mórbida, pacientes con problemas severos de absorción intestinal de nutrientes (sometidos a cirugías bariátricas, enfermedades intestinales crónicas, antecedentes de pancreatitis, etc.) o los que usan fármacos que afectan considerablemente el metabolismo de la vitamina D como anticonvulsivantes y esteroides, podrían requerir dosis mayores que en otras poblaciones de riesgo.
La Dra. Trina Navas, Médico Internista, comenta la importancia de contar con diferentes dosificaciones de esta vitamina. “En tiempos de COVID-19, se ha demostrado la importancia de suplementar con vitamina D, pero más allá de la pandemia, son muchos los riesgos que se disminuyen significativamente con la ingesta apropiada de esta molécula, en especial, en personas con alto riesgo de morbilidad y mortalidad, como son los que tienen enfermedades inmunes y obesidad mórbida, para quienes ingerir 5.000 UI cada día puede representar una diferencia importante para mejorar su calidad de vida”.
Hoy en día, contar con opciones de dosificación de vitamina D constituye una ventaja para individualizar los requerimientos de cada persona, sea cual sea su condición de salud.