Juan Calzadilla: «que continúe la obra»
«Que continúe la obra» era la frase que reiteraba el maestro Juan Calzadilla antes de partir hacia la LUZ y abandonarnos físicamente. Se lo decía a la investigadora y poeta Beira Lisboa; juntos habían emprendido en 2017 la aventura de organizar toda su obra por materia, género y técnicas.
www.juancalzadilla.com acopia una data considerable como libros de poesía, ensayos, dibujos, entre otros documentos; así mismo sirve como plataforma de contacto entre artistas locales y foráneos; e inclusive tiene una sección dedicada a rendir tributo a la memoria de los maestros que como él se despidieron.
Lisboa comenta que al poeta le preocupaba la continuidad de esta vitrina virtual cuando él nos dejara: «teníamos años hablando de este momento. ‘Que continúe la obra decía’. Y así será». Agrega «Dejó mucho material».
Indudablemente su maravilloso y profuso legado de arte y sabiduría quedó en todos nosotros como sus mejores semillas de poesía y estética.
Escucharlo en tantas entrevistas, alimentarme de su polifacético conocimiento, pasmosamente infinito, en tantas disciplinas como pintura, grabado, dibujo, escritura, poesía y crítica de arte, entre otros; amén de
compartir su cálida, genuina y sincera amistad, así como el respeto y admiración mutua por nuestras profesiones, fue una verdadera fortuna y privilegio en mi devenir profesional y personal.
A su juicio, el artista del futuro debía ser integral moverse hacia cualquier campo de la creación sin realizar distinción entre lenguajes. Él mismo se consideró un artista integral sin preferencia por una disciplina en particular, porque las amaba a todas pinturas, crítica de arte, grabado o literatura.
Oriundo de Altagracia de Orituco, Guárico (16-5-1930), fue Premio. Nacional de Artes Plásticas 1966 y Premio Nacional de Literatura 2017.
Siempre fue y seguirá siendo una referencia obligada en cualquier texto sobre la materia, siendo que ha dejado huella en el pensamiento crítico y reflexiones sobre el arte venezolano.
Al respecto, todos los temas los abordaba con total dominio y soltura.
Sus reflexiones y disertaciones sobre el arte universal y nacional; los maestros consagrados; artistas emergentes; movimientos y corrientes estéticas; espacios de confrontación como Salones y Bienales, entre un sin fin de aspectos traducían la mejor fuente indexada a considerar.
Participó en la creación de ‘El Techo de la Ballena’, movimiento que removió las bases de comprensión de la creación, integrando el arte y la literatura.
La crítica especializada opina que su labor » favoreció » la incorporación de las vanguardias artísticas del siglo XX en el panorama nacional, con una militancia en la creación que es rebelde, contestataria, apegada a un intachable compromiso con los gestos revolucionarios y libertarios».
La múltiple producción literaria y visual de este hito, emblema y baluarte latinoamericano nunca descansó como si se tratase de una fuerza que empujaba enormes raíces, para brotar en múltiples ramas, frondosas hojas, suculentos frutos, coloridas y fragantes flores llenas de gloria para nuestra Venezuela.
El tiempo nunca le alcanzaba al maestro, parecía correr tras él en una carrera interminable y cada proyecto sucedía a otro, siendo que muchas veces estaban yuxtapuestos.
La sencillez siempre iba de su mano y la disposición a transmitir conocimientos. Era exigente, perfeccionista y riguroso consigo mismo. Su sensibilidad a flor de piel la plasmó en poesías, grabados, dibujos, pinturas y ensayos, entre su interminable legado.
PAZ a su alma.
Estas son obras de la colección del Palacio de Miraflores exhibidas en la Galería de Arte Nacional, GAN, en 2011. “Primavera”, 1896, Óleo sobre tela, 375,5 x 144,5 x 5 cm .
Invierno”, 1898, óleo sobre tela, 382 x 151,5 x 6,5 cm, de Julián Oñate y Juárez.
Primavera. Arturo Michelena
Teresa Quilez
