El sencillo paso que transforma tus recetas sin ser chef
Descubre por qué la simple acción de degustar tu preparación antes de llevarla a la mesa es el secreto mejor guardado para corregir sabores, afinar el paladar y garantizar el éxito de cada plato
Uno de los errores más frecuentes entre quienes se inician en el arte culinario es omitir un paso fundamental: probar la comida antes de ofrecerla a los comensales. Aunque parezca una obviedad, muchos cocineros novatos suponen que, con solo seguir la receta al pie de la letra, el resultado será perfecto.
Sin embargo, este descuido puede llevar a servir un plato desequilibrado: demasiado salado, soso, o con un perfil de sabor que no armoniza. Como dice el refrán culinario: “Probar es ajustar. Cocinar sin probar es como escribir sin leer lo que se ha escrito”.
La importancia crucial de degustar
La degustación en la cocina no es solo un control de calidad; es una herramienta de aprendizaje y corrección vital.
- Lograr el equilibrio perfecto: Probar una salsa, un guiso o una sopa te permite identificar si necesitas más sal, un toque de acidez (con limón o vinagre), mayor dulzor o más sabor en general (con especias o hierbas).
- Corrección oportuna: Es el momento ideal para modificar y afinar los condimentos. Una vez que el plato está servido, es demasiado tarde para corregir un sabor plano o excesivo.
- Desarrollo del paladar: Al probar y ajustar, el cocinero desarrolla instinto culinario y aprende a reconocer y distinguir texturas y sabores, lo que reduce la dependencia de las recetas a largo plazo.
- Confianza en la cocina: La certeza de que el plato sabe bien antes de servirlo aumenta la seguridad del cocinero, incluso si es principiante.
Consejo práctico
Prueba la comida justo antes de apagar el fuego o antes de emplatar (disponer los alimentos en un plato para su presentación). Utiliza siempre una cuchara limpia para cada prueba, especialmente si vas a volver a sumergirla en la olla. Nunca uses el mismo utensilio que has llevado a tu boca.
Evalúa la preparación. ¿Está sosa? Agrega una pizca más de sal. ¿Le falta un toque vibrante? Quizás un poco de pimienta o unas gotas de ácido. Mezcla muy bien después de cada ajuste y vuelve a probar. Nunca asumas que el cambio fue suficiente sin verificarlo.
Los cinco sabores y el ‘umami’
Para un cocinero principiante, es útil entender que todo plato busca un equilibrio entre los cinco sabores básicos: dulce, salado, ácido, amargo y ‘umami’.
- Salado: El más común para corregir. Realza todos los demás sabores.
- Ácido: (Vinagre, cítricos). Aporta brillo, frescura y contrarresta el exceso de grasa.
- Dulce: (Azúcar, miel). Suaviza el picante o el exceso de acidez.
- Amargo: Suele ser indeseado, pero puede equilibrarse con dulce o ácido.
- Umami: Es el sabor sabroso o cárnico (presente en quesos curados, hongos, salsa de soja). Agrega profundidad y se considera la “columna vertebral” del sabor.
Recordar esto al probar te convierte de un simple seguidor de instrucciones a alguien que realmente entiende y controla el sabor de lo que cocina.
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