El amor dijo sí a millas de distancia
El flechazo entre Dayana Leandro y José Palacios no fue ese amor a primera vista, pero sí hubo como cierta química esa primera vez que se conocieron en una fiesta, al menos por él, a quien sí le llamó la atención. Sin embargo, a ella le pareció atractivo, pero en ese momento no estaba en ese plan de buscar pareja. Contrajeron nupcias el 17 de septiembre de 2011 y producto de ese amor nacieron Bárbara Palacios y Sebastián Palacios.
Para ellos es súper importante tener detalles en una relación, ya que cuando quieres a alguien, la valoras y esa persona es especial contigo, “te nace de forma natural ser detallista”. Ambos coinciden en la práctica de ser detallista, no tiene que ver con dar obsequios materiales. A José Antonio, por su parte, le encanta complacer a Dayana en todos sus gustos. “No es solamente regalos. Es desde llevarle un café a la cama hasta una buena cena, de un viaje bien programado donde buscamos cuidar todos los detalles del viaje”. Sostienen, que a pesar de que se casaron en el 2011, su relación ya excede los 20 años y el secreto que la “llama” esté encendida ha sido cultivarla de detalles.
¿Cómo hacen para sorprender el uno al otro? ¿Es fácil o difícil hacer una reunión, una fiesta, sorpresa, comprar, dar un obsequio o algo inesperado?
D.L.: A Toto le cuesta muchísimo más que a mí sorprenderme. Yo a veces prefiero honestamente que no me sorprenda porque a pesar de que tenemos 1.600 años juntos, a veces siento que no me conoce y no conoce mis gustos. Pero sí me ha sorprendido.
Hay veces que pienso que se le olvidó que estamos de aniversario y de repente me llegan unas flores a la radio, o saca un regalo, vienen los niñitos con otro regalo. Y sí, sí ha logrado sorprenderme. Creo que para mí es más fácil, pero bueno, él tendrá que decir si realmente yo lo sorprendo.
J.A.: Como dice Dayana, si son 1.600 años que tenemos juntos, hay años donde me ha sorprendido, hay otros años que quizás son regalos básicos, normales, pero a mí me gusta más las sorpresas programadas. Unas sorpresas programadas que yo le diga a ella qué te provoca, dónde nos vamos de viaje, o qué te provoca comer y, entonces, ya yo voy analizando cómo va a ser esa sorpresa, aunque ya ella me vacunó. Y ya sé más o menos por dónde van los gustos. Porque muchas veces uno cree que está haciendo un regalo, o ella a mí, y bueno, al final, hay veces en que inclusive después de tanto tiempo uno hasta repite los regalos, entonces no son ninguna maravilla.
D.L.: Pero tú sí eres mal agradecido, o sea, José Antonio (muchas risas)
¿Alguna anécdota significativa y emotiva que han tenido como pareja?
J.A.: Una de mis anécdotas más emotivas fue cuando Dayana salió embarazada, y la verdad no sabíamos, uno siempre tiene la incertidumbre primero evidentemente del sexo y segundo que todo esté bien. Me reuní aquí en la casa, estaba mi suegra muy pendiente y mis mejores amigos.
D.L.: Tengo una condición que es migraña crónica y había empezado un tratamiento que no era inocuo y nosotros no estábamos buscando bebés, pero por mi condición de migraña no podía tomar pastillas anticonceptivas y me sorprende un embarazo. Por supuesto, como yo estaba haciendo este tratamiento, la recomendación era hacerme una amniocentesis, para saber el sexo del bebé, porque realmente no fue para eso que se me hizo el examen, sino para saber que todo venía bien. Cuando te hacen ese examen, obviamente, uno, o sea, la mujer tiene que guardar reposo absoluto y ese día yo estaba en casa.
J.A.: Estábamos reunidos insistiendo en el laboratorio que nos llamaran y nos contactaran a la hora que fuese y cercano a las siete de la noche, seis y pico de la tarde, nos llamaron y nos dieron una de las sorpresas más bellas de mi vida. Primero que todo venía muy bien y que el cromosoma del bebé que venía era XX, o sea, que le habíamos pegado el techo porque uno de mis deseos más grandes era tener una niña. Entonces Dayana me dio ese regalo tan maravilloso.
D.L.: Voy a contar una. ¡Ay, qué risa! Toto fue un hombre duro de casar que le costó darme el anillo. Entonces, él me hizo propuestas de matrimonio varias veces, hasta que la última, porque nuestra relación fue larga. Me fui para Dubai a estudiar porque mi tía, hermana de mi mamá, que es una figura muy importante en mi vida, vive allá. Entonces, fui a visitarla y estuve casi cuatro meses afuera. Y entonces, Toto, ahí sí me fue a buscar.
J.A.: Claro, antes que se la llevara un jeque, un camello, fui a buscar a mi cachorra.
D.L.: Y después de ahí nos fuimos a París, y entonces…
J.A.: Bajo la luz de la Torre Eiffel, en un restaurante muy bello, ahí sí, no pude escaparme, ni correr más a ningún otro lado.
D.L.: Y me pidió la mano.
Con respecto a las amistades. ¿Tienen amistades diferentes o son amistades en común?
D.L.: Somos una pareja que nos hicimos pareja ya adultos, entonces cada uno tenía su vida. Yo tengo amigas que son antes de mi historia con Toto. Obviamente hoy en día también son sus amigas y lo quieren muchísimo.
J.A.: ¡Cuidado, si me quieren más a mí que a Dayana!
D.L.: ¡Tú sí estás loco, chico!
J.A.: Al igual que amigos míos, quieren más a Dayana que a mí.
D.L.: ¡Eso sí, es verdad! Toto en su vida como médico tiene obviamente sus amigos de su mundo. En mi caso por estar en la radio, en la televisión, en la farándula, también tengo mis amigos. Pero también tenemos amigos en común, porque hacemos muchísimas actividades. Tenemos amigos en común del mundo de los caballos, pero como Toto incursionó antes que yo, tiene sus amigos de los caballos y yo mis amigas del mundo de los caballos, mis amigas de la radio, de la televisión o de este mundo del periodismo y él tiene sus amigos. Así que yo creo que sería algo variado.
¿Cómo celebran el día del amor y la amistad? ¿Qué harán para ese día?
D.L.: Generalmente, siempre hacemos algo, así sea algo pequeño. De verdad que nunca nos falta un detalle. Hay años que han sido más pomposos y otros más tímidos. Pero como te contábamos hace rato, sí creemos en los detalles. Así que yo creo que nunca pasa por debajo de la mesa.
J.A.: Desde un restaurante hasta un viaje, siempre muy juntos, muy juntitos, así que…
D.L.: Ahora, este año no hemos hecho planes.
Y hablando de esas amistades particulares en conjunto, una de mis mejores amigas justamente me llamaba el fin de semana para decirme que iba a reservar en un restaurante y quería incluirme en el plan. Aunque sí hemos hecho y hacemos planes, Toto y yo solitos, también es rico compartir con otras parejas. Y en este caso…
J.A.: Y después de ahí ya tú sabes, bueno.
D.L.: ¡Dios mío!
¿Lento o rápido? ¿Arriba o abajo? ¿Adentro o afuera? ¿De mañana o de noche?
J.A.: Lento y rápido arriba y abajo adentro y afuera (risas).
D.L.: Eso parece una canción. Bueno, pero ¿de qué estamos hablando?, lento o rápido a caballo cuando estamos compitiendo, vamos rapidísimo, arriba o abajo a mi apartamento es el Pent-house entonces arriba, abajo. ¡No mira abajo!, abajo suena como no sé, ¿cómo triste? ¿O estamos hablando de otra cosa? ¿Adentro o afuera?, dentro de Venezuela hacemos muchos viajes y me gusta viajar también fuera de Venezuela.
J.A.: A mí me gusta mucho la noche, a Dayana también. Somos muy noctámbulos y bueno… como soy médico me levanto muy tempranito o sea que la madrugada también me encanta.
D.L.: El desayuno en la mañana y la cena en la noche.
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