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“Skinamarink”: terror experimental para curiosos

“Para asustar al público no necesitas de un gran presupuesto”. Lo dice Kyle Edward Ball en una entrevista que le hacen en el sitio web del diario El Sol de México y basado en lo que costó su película “Skinamarink: el despertar del mal”: 15.000 dólares, un presupuesto realmente bajo para una producción estadounidense, incluso tratándose del cine de autor y de corte independiente.

La historia de este director es tan particular como su cine. Se describe como un “gatito asustadizo” que comenzó a desarrollar proyectos de terror de acuerdo a sus propios intereses. Fue así como creó el canal de YouTube “Bitesized Nightmares” (actualmente con 40.600 suscriptores) en el que se dio a la tarea grabar pesadillas de diversos individuos y las recreó en particulares cortometrajes disponibles en esa plataforma. “No puedes discutir con tu subconsciente”, comenta Kyle respecto a este experimento audiovisual.

Estas pesadillas dieron origen a su cortometraje “Heck”, sobre un niño que despierta en medio de la noche debido al alto volumen del televisor de su madre. “Heck”, a su vez, derivó en “Skinamarink”, que sin duda es una propuesta completamente distinta dentro del género terror. Como referencias de este estilo, el director cita ejemplos igual de “económicos” y atemorizantes como “El proyecto de la bruja de Blair”, de 1999, cuyo presupuesto rondó los 60.000 dólares, y algunas entregas de “Actividad Paranormal”, que contó con un presupuesto de 15.000 dólares, igual de austera en cuanto a sus recursos para asustar, pero muy efectiva en ese sentido.

En “Skinamarink: el despertar del mal” la audiencia verá una imagen con mucho “grano” (intencionalmente la resolución de la pantalla no es nítida, sino que recuerda un poco al efecto de una tv con mala señal en tonos, principalmente azules y morados). No hay una estructura convencional de la historia, el espectador entra visualmente a una casa oscura en la que apenas se escuchan las voces de dos niños que constantemente están buscando a sus padres dentro de una casa sin puertas ni ventanas guiados por una voz escalofriante que los llama por teléfono y les da órdenes. ¿Realmente hay alguien en casa?, ¿quién llama?, ¿qué es lo que les pide esa voz que hagan? La sugestión como principal aliada del suspenso genera la tensión dramática.

Detrás del experimento

El nombre “Skinamarink” está inspirado en una canción infantil anglosajona llamada “Skidamarink”, popular en las guarderías. El director cambió el orden de las sílabas para que los niños no encontrasen la película en la web. 

Originalmente, los niños que protagonizan la película, Lucas Paul como Kevin, y Dali Rose Tetreault como Kyle, tenían que decir un texto “blasfemo” dentro de la historia. Pero Lucas no se sentía cómodo con eso y Dali Rose no podía contener la risa. La escena se eliminó.

La película, que como se mencionó, costó 15.000 dólares obtuvo ganancias por un poco más de dos millones de dólares gracias a la taquilla de los países en los que se ha estrenado.

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